Thursday, December 13, 2007

La virtud fundamental

La Filotea
Tercera parte, capítulos 11-20
GRUPO LENGUA ESPAÑOLA
Rosendo Alabau, Juan Aarón Cerezo, Davíd Marín

Sobre la obediencia, la castidad, la pobreza, la amistad...

Estos capítulos demuestran una vez más cómo Francisco es un profundo conocedor del corazón humano y cómo es capaz de tratar los temas más delicados y a veces “espinosos” con valentía, sencillez y gran profundidad, con el fin de ayudarnos en el crecimiento constante en la virtud.
Tiene claro que la caridad es la virtud fundamental para alcanzar la perfección, pero hay tres virtudes que facilitan el camino hacia la meta, y son la obediencia, la castidad y la pobreza. Los llamados “consejos evangélicos” también se proponen a los laicos como un regalo de Dios que espera respuesta de cada hombre y de cada mujer.

La obediencia ha de realizarse suavemente, sin réplica, alegremente, sin tardanza, sin enfado, y sobre todo...amorosamente por amor del Señor.

En cuanto a la castidad, Francisco da con su palabras, un “toque” preventivo, pues es mejor prevenir que lamentar. Y expone imágenes de no contaminación y cuidado. Atención porque el origen de la castidad radica en el corazón, pero se expresa mediante el cuerpo, y es preciso saber dominar el uno y el otro, en los diferentes estados: matrimonio, viudedad, mocedad...
Enfoca la pobreza en un doble nivel: la pobreza de los que son materialmente pobres, y la pobreza de quienes no siéndolo materialmente deben vivir las actitudes propias del que es verdaderamente pobre según el Evangelio. Por eso dice Francisco que se debe aprender a vivir sin poner el espíritu en las riquezas, y que se pueden usar los bienes de este mundo como se usan los vestidos, pero no apegándose tanto a ellos como si fueran la propia piel: el desprendimiento del corazón y el saber sufrir las consecuencias de la pobreza nos hace bienaventurados. Cuando sientes aflicción por una pérdida material, es señal de que estabas muy apegado a lo que has perdido. Y ya que lo que tenemos lo hemos recibido de Dios para hacerlo fructificar, es preciso que enriquezcamos al prójimo con los propios bienes y que vivamos como los pobres; más aún, que los sirvamos como signo de auténtica pobreza de espíritu.

Al tratar de la amistad trata del amor y dice que no necesita reciprocidades, y en cambio la amistad sí. Puedo amar y no ser correspondido. Un verdadero amigo te ayuda a crecer como persona, enriquece tu ser humano. La más excelente de las amistades es la amistad espiritual que tiene su origen en Dios. La perfección será tener amistades buenas y santas que no debilitan el espíritu y llevan a amar más a Dios.

*********************************

No comments:

Post a Comment